Rosalba Díaz
Camino por la zona centro de Santa Cruz minutos después del encendido de la iluminación navideña. En Teobaldo Power tropiezo con el alcalde José Manuel Bermúdez y el concejal de Promoción Económica Alfonso Cabello. Es como si el primer edil hubiera hecho la mili en Infantería. La calle es suya. Cercana. Hace algo de frío y algo de abrigo no pesa. En medio de la turbamulta distingo, un poco más allá, la melena rubia de la gemela Carmen Nieves González, quien ha vuelto a la moda junto a su hermana Malén. El comercio las echaba de menos. En el Atlántico de Eduardo Coll se presenta la colección de camisetas ecológicas que diseña Daniela Martín. La bautiza “El lado bueno de las cosas”. Me gusta el concepto y la marca es optimista. Todos tenemos un lado bueno. Al final, es lo que importa. Humberto Bello, que revolotea por el histórico establecimiento con vistas al jardín vertical de los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, también ha vuelto a lo suyo, a la publicidad, después de echar una cana al aire. La cabra tira al monte. Tipo afable y cercano, no para de idear, al igual que los que estos días pululan por el TEA a propósito del Tenerife Design Week. Este año, el evento internacional aborda el diseño participativo y la innovación social. Por ahí asoman palmito los universitarios Alfonso Ruiz y Fran García, puntas de lanza en emprendimiento, conocimiento y creatividad. Me sumo al equipo ganador.

En el Atlántico me da un achuchón Pilar Báez, propietaria de la boutique Dolce Vita. Acaba de coger la representación para la provincia del caviar de Riofrío, así como el restaurante japonés de la Recova, que seguirá con su aire oriental pero con pizcas de otros sazones. Y lo presenta con el nombre de Dos grados centígrados para que los sentidos se congelen de deleite y encante. Normal cuando en los fogones está el chef Alexis Bencomo. Es la propuesta de valor de Alex Osterwalder, investigador especializado en la generación de modelos de negocio y que no habla chino. En el fondo, es de lo que se trata y de lo que entiende un rato la periodista Rosalba Díaz, galardonada en 2004 por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España por su labor profesional.

La jefa del Gabinete de Presidencia y directora de Comunicación y Relaciones Externas de la Cámara de Santa Cruz de Tenerife se implica con Ignacio González, José Luis García, Vicente Dorta, Lola Pérez y con quien sea menester para sacar las castañas del fuego y trabajar y remar con brío aunque haya marejadilla, marejada, mar gruesa o temporal, consciente de la importancia que tiene la gestión de una eficaz y exigente política comunicativa de cara a apoyar las demandas y reivindicaciones que afectan al desarrollo socioeconómico. Y me cuenta que el Club Gastronómico Tenerife 5 Estrellas cuece un gastro business con empresarios para estrechar y generar contactos, impulsar relaciones (o sea, networking) y, de paso, degustar en los manteles de Erlatnz Gorostiza, los hermanos Padrón, Tadashi Tagami y Daniel Franco.

Hay ganas de rompe y rasga. De alegrías y rebeldías. Los soldados que han pisado barro desde aquel otoño de 2008 han calado bayoneta y cruzado la línea Maginot que nos tenía en un sinvivir. Y en el frente, en la primera línea de fuego, ha estado Rosalba Díaz, que es fría y caliente, de viernes negros y noches blancas. Lo tibio no le va. No es su estilo. Cuestión de actitud. Que es lo que importa. Todo lo demás viene por añadidura.

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