José Carlos Hernández Rizo

El periodista Luis Padilla presentó hace algunas semanas el libro 75 Aniversario Federación Insular de Baloncesto de Tenerife (1941-2016), en donde recoge la historia de este deporte en la Isla. Todavía no ha caído en mis manos, pero seguro que los recordados equipos del Náutico y Canarias llenan más de una página, aquellos que dieron muchas alegrías en los respectivos pabellones de la avenida de Anaga y La Laguna (Juan Ríos Tejera). Y rememoro a Eduardo Aciego, Carlos Elejabeitia, al malogrado Richi Bethencourt, Manuel de las Casas, Juan Méndez, Carmelo Cabrera y a la inolvidable pareja de americanos: Eddie Phillips y Mike Harper. También retengo a Estela Ferrer y a Kathy Boswell en el Cepsa Tenerife, que antes había sido Coronas y Kristal. Remembranzas de viejuno de cuarenta y tantos que pasó de la tele en blanco y negro al color, y se fajó en la EGB y luego en el instituto con la exigencia responsable de padres e instructores.

Hoy la enseñanza va por otros derroteros. Y lo vemos en el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), que le saca los colores a los pibes canarios de quince años. Estos, apenas crecen un poco, siguen (en general) igual de inmaduros, incultos, quejumbrosos, apáticos… con la complicidad de progenitores proteccionistas y fofos, y políticos voluntaristas, asesores, inspectores, docentes sobrepasados y directivos funcionariados alienados por cuadernillos, cuadernos, firmas, controles, porcentajes, estadísticas, métodos y demás majaderías de cara a cubrir el expediente. Para muestra un botón: el ilustrado Gobierno canario invitó hace veinte años a un nutrido grupo de informadores a la fábrica de Siemens Nixford, en la ciudad alemana de Paderborn, con la intención de colocar en el Archipiélago un novedoso sistema de formación profesional dual. En la actualidad, la misma administración autonómica y nacionalista (en este momento de Fernando Clavijo y Soledad Monzón) repite intenciones y saca pecho con el Proyecto Enlaza, el cual trata de “mejorar la empleabilidad y el espíritu empresarial de la población, utilizando como instrumentos la gestión del conocimiento y el trabajo en redes de colaboración, incorporando la innovación a la docencia para su posterior traslado a la actividad de las empresas”. ¡Ja! Rebota, rebota, en tu culo explota.

Retomo las evocaciones de viejuno en el patio de los Escolapios del padre Policarpo y después del Hispano Inglés de Pedro Julio García-Panzano y Álvarez-Ugena, y guardo a José Carlos Hernández Rizo, imborrable profesor de Gimnasia y entrenador de baloncesto. Ahora, todavía en forma, se ha incorporado al organigrama de trabajo del CB Canarias para reforzar las áreas de Eventos, Proyecto Social y Cantera. Además, dirigirá la nueva Escuela de Entrenadores. El presidente Félix Hernández, como en su momento Javier Pérez o Quico Cabrera, lo está haciendo muy bien. El primer equipo, el Iberostar Tenerife, está en camino de hacer una temporada histórica. Hace unos días, en la Champions League, pasó por encima del Cibona de Zagreb que encumbrase a Drazen Petrovic, mientras que en la Liga Endesa solo va a rebufo de los todopoderosos Real Madrid y Barcelona.

En la temporada 86-87, con Hernández Rizo al frente del banquillo, la formación canarista logró un sexto puesto en la Liga ACB, la más alta conseguida hasta la fecha. En la 16-17, el logro deportivo puede ser mayor. Y mi maestro de Educación Física (y el de tantos otros) estará cerca para vivirlo. Confiamos. La necesidad de no olvidar…

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