Fernando Palarea, César Sar y Pablo Oramas. Foto: Ramón de la Rocha

Este fin de semana los tres duermen en Johannesburgo. Partieron de Tenerife hacia el cabo de Buena Esperanza el jueves 1 de junio y los periodistas (Fernando Palarea y César Sar) no regresarán hasta dentro de algo más de catorce meses tras dar la vuelta al Mundo. Pablo Oramas, el productor de la segunda temporada del programa televisivo El Turista, sí se dará alguna escapada a Nivaria. El ingeniero de caminos, canales y puertos no desconectará del todo. Los colegas, sí. Los colegas están acostumbrados al petate y a contar sus periplos, como hace Javier Reverte, aunque el estilo del madrileño se asienta con otros tiempos y ritmos. Otras narrativas y espíritus. Otras sensualidades, como la de Lawrence Durrell cuando describe a las Islas Griegas. Ahora, los derroteros varían. Estos andantes del siglo XXI son audiovisuales, mediáticos y sociales. La cámara, el teléfono inteligente y el selfi forman parte de su entidad informativa. Eso sí, la esencia se mantiene. Es el aguijón que mueve a dar el paso. Y no hay antídotos para la sarna que gusta. Que se lo pregunten a Nacho Aldea, Alberto Bernabé, Fran Sánchez y demás aventureros que se atreven con el Ártico Ruso. Algo así como el desafío de Phileas Fogg, los gélidos viajes del capitán Cook o los tropicales de Livingstone. Supongo.

La vuelta al Mundo comenzará por África (Sudáfrica, Mozambique, Namibia, Zambia, Zimbaue…). Con posterioridad, disfrutarán de un safari por Tanzania y Kenia, antes de volar a Turquía e Israel. Desde ahí, marcharán a Uzbekistán, Taijikistan, Kyrguistan y Kazahkistan. Luego: India, Bután, China y Japón, escalas previas a una ruta de varios países por el sudeste asiático. Seguirán Australia y Nueva Zelanda, donde partirán el Año Nuevo a ritmo de haka. La festividad hispana de los Reyes Magos la celebrarán en Sudamérica, paso previo al Gigante del Norte (Alaska y Canadá incluida). En este continente estarán seis meses. Finalmente, Europa en interraíl y Groenlandia. Fin de trayecto. En total: cincuenta estados e infinidad de historias en primera persona. Bien distintas a la que relata el reportero Antonio Pampliega en su libro En la oscuridad: su secuestro por Al Qaeda en Siria, creyéndole un espía. Diez meses de cautiverio y marcas imborrables que no merecen primera página. Cara y cruz de mi querida y maltratada profesión.

A finales de verano de 2018 la silueta del Teide asomará de nuevo a las retinas de Palarea y Sar. El Partido Popular de Asier Antona estará sentado en el Ejecutivo canario de Fernando Clavijo a cambio de una estabilidad necesaria que no garantizan sus 18 diputados nacionalistas. Pedro Quevedo habrá revalidado en el Congreso su apoyo a los presupuestos de Rajoy, familiarizado ya con el chorizo de Teror, a expensas de maniobras de Pedro Sánchez y demás de puño en alto. Donald Trump persistirá en su pulso al Planeta Tierra. Y en mi barrio de El Ortigal los retráctiles cuernos de las chuchangas continuarán asomando entre las orejas de burro. La nave va, que dice el plumilla Javier Obregón, referente en andanzas exóticas y urbanitas que marcan tendencia.

La producción de El Turista II ha empezado con inusitada expectación. Sus protagonistas son un poco nuestros y es normal que estemos atentos (hoy y mañana) a sus ajetreos por esas tierras de Dios. A Oramas siempre le ha apasionado emprender y este trabajo audiovisual nace con garantías de éxito: filmación en calidad 4K de última generación, tecnología novedosa que permitirá imágenes únicas, como las aéreas que se captarán con un dron, y un formato multilingüe con el que se internacionalizará la serie. El productor ejecutivo se ha rodeado de los dos mejores periodistas de viajes que laboran por aquí. Y además, buena gente; cuestión esencial si nos tiramos al monte. Que no es el caso.

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