Extremistas ardorosos, cainitas que no olvidan y siempre esperan, ataques furibundos que arrastra la marea, balidos intelectualoides de muro de Facebook, incendiarios sin pajolera idea, causas comunes que acojonan al político flojero y políticamente correcto, trabes de mundos de locos, pobres y vacíos de mollera, reprobaciones inconsistentes y extensivas (marcas de nuestro tiempo facilón), presuntas misoginias que se imputan desde posturas que transmiten (parece) androfobia, tardes tristes de otoño de cerrazones que emponzoñan, andanzas lastimeras de poetas solos y encantados de conocerse, palabras necias, conjuras de necios que hacen virtuoso al oído sordo, interpretaciones ridículas de leyes que velan por la igualdad efectiva y necesaria de mujeres y hombres, tempestades orquestadas contra fértiles y serenas lluvias que empapan la tierra (fértil), mitos de ideología de género que pasan por alto, por ejemplo, el cierre del Instituto Nórdico de Género. Porque mientras ahí arriba están de vuelta, por aquí todavía estamos yendo: fantasías meridionales de artemisa excluyente. Titulares sacados de contexto que se venden como fuente de referencia y que la masa inconsciente copia, reproduce y utiliza. Producciones de colegas periodistas analógicos, digitales y terrenales instalados en el olimpo (llueve sobre mojado). Miserias de mi querida profesión. Ninguneos de letra pequeña y rigor que el papel aguanta. Y lo aguanta todo.

Aunque los catedráticos de la Universidad de La Laguna Andrés Sánchez Robayna y Fernando Castro Borrego, comisarios de la exposición Pintura y poesía. La tradición canaria del siglo XX, han respondido con solidez a la tropelía orquestada contra su labor a través de una carta enviada a los periódicos La Opinión de Tenerife y La Provincia, que invito a leer, sí necesitan sentir el respaldo de quienes nos arrimamos al calor de la instrucción (minoría silenciosa) frente al populismo (mayoría ruidosa) y alguna que otra vendetta consustancial a miserias universitarias. Además, los representantes públicos deben saber que tienen la responsabilidad de no dejarse arrastrar por la alharaca y valorar, con criterio y rectitud, la conducta de dos expertos que, a estas alturas, poco tienen que demostrar. ¿La barricada vestida de democracia igualitaria contra la clara ilustración? ¿Hombres que agravian a mujeres? ¿A qué estamos jugando? Supongo que será una broma que el Gobierno canario haya decidido parar la itinerancia de la muestra que hasta el otro día acogió Tenerife Espacio de las Artes. Intuyo que el rumor de que el catálogo ha sido secuestrado es un bulo interesado sin fundamento. Quiero creer que el poco prestigio que, en general, tienen nuestros representantes públicos no se minará todavía más con otro disparate que sumar al cajón de los desvaríos oficiales. Pienso que existirá algún asesor bien pagado que alumbre la sombra y haga ver que las obras plásticas y la poética de la Canarias del siglo XX, de la primera mitad del siglo pasado hasta los años sesenta, no contó con igual número de féminas reseñables que de varones con pelo en pecho. Y aconteció así por la cultura patriarcal vigente entonces y que, en la actualidad, gracias a los movimientos feministas se ha superado, por lo menos en nuestro primer mundo. ¿De verdad se cuestiona que la adjudicación de los méritos de los protagonistas de la exposición se realizó sin considerar la valía individual y específica de cada uno? ¿Hablamos de igualar por abajo con presencias femeninas de segunda fila para contentarlas a ellas? Mis hijas, que tengo cuatro, se ofenderían.

Cuerpo, fuego, aire, historia, mito… dan sentido a una colección libre, imperfecta, rica, vanguardista, asexuada… que aborda unos años superados y que al retratrarlos ayudan a construir sociedades sostenibles, críticas y más igualitarias en derechos.

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