Lo que de verdad inquieta al pito de la murga y al sector empresarial es que la isla más extensa y poblada de Canarias y de la Macaronesia sufra otra caída del suministro eléctrico. Ya van dos ceros energéticos en menos de un año y el quinto acaecido en los últimos once.
Conocemos a las mascaritas y pena que detrás del concierto de Juan Luis Guerra haya penumbra más que gloria por un puñado de votos.
La rectora de la Universidad Europea de Canarias ansía mudarse de La Orotava a Santa Cruz de Tenerife pese a la incertidumbre reciente de la venta del centro docente al fondo Permira.
Los comicios de 2019 supondrán una nueva salida para la diputada socialista y demás servidores del pueblo que necesitan del sueldo gubernamental para llegar con holgura a fin de mes.
Respetito, frescura, valentía y profesionalidad marcan la iniciativa de Benito Cabrera: escuchar el himno de Canarias (el 'Arroró' de Teobaldo Power) en una variada selección de géneros musicales: balada, reggae, música electrónica… Conciencia y alma para unos acordes, dice, que no se conocen suficiente. Probablemente tenga razón. Versiones estratégicas para una sociedad tornilla (con perdón) de reguetón que desconoce quién fue Teobardo Pober, Teobaldo Pagüer o Tegualdo Pouer. Tanto da.
Es lo que tiene la erótica. Dios los cría y ellos se juntan. Se retroalimentan y necesitan para subsistir en lo público. Incluso, hay quienes llevan juntos media vida. Es la confianza que da asco. Es el compadreo de las miradas cómplices o asesinas. Es el coleguismo hipocorístico. Es el pesebre que da calor porque fuera hace frío. Es un circo cada vez más alejado de la calle. Una arena que pagamos todos.
Ella despuntó de jovencita con ZP y él con AO (Ani Oramas). Luego cogieron galones y con las ínfulas a cuestas se subieron sin soberbias a la parra. Y se conocieron en la pista de baile y flirtearon bajo la mirada atenta de sus familias respectivas, separadas por la ideología del carnet. Y llegó la Navidad de 2016...
El último adiós al secretario general del PSOE en Canarias entre 1997 y 2007 reunió cientos de condolencias. Normal. Se le quería. Y los aplausos resonaron en el templo. A la hora de la verdad, la trascendencia (presunta o no) se sobrepone a las ideologías no reaccionarias. Y los de diestra, siniestra y centro se sientan en el mismo banco para recordar y llorar, a su manera.