Cuando Nieves Rocha, responsable de Responsabilidad Social Corporativa de Radio Televisión Canaria (RTVC), planteó que la segunda edición de las Jornadas de Periodismo que organizamos en la Universidad de La Laguna abordara el cambio climático, no dudé ni un segundo ponernos manos a la obra. En medio de posturas negacionistas, mensajes catastrofistas, titulares sensacionalistas, declaraciones alarmistas, desinformación (mucha), indolencia… el tema me pareció más que oportuno y necesario. Tenía ganas de rodearme de gente que mostrase, sin banderías ni charlatanería vehemente, la realidad del cambio climático, esa amenaza que debe afrontarse, como esgrime el periodista y ambientalista estadounidense Michael Schellenberger, desde el “ecologismo positivo, humanista y racional”. Un colega me recomendó uno de sus libros, No hay apocalipsis, y aunque todavía no lo he acabado, su lectura está siendo enormemente gratificante para reconciliarme con la energía nuclear, bajar del pedestal a las energías renovables, aclarar ideas y desterrar fanatismos. Los extremismos no son deseables en cualquier esfera de la vida. Harta y cansa Greta Thunberg y no entiendo las acciones guerrilleras de grupos como Extinction Rebellion.
Uno de los intervinientes en las Jornadas fue Aridane González, director de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del Comité Científico del Gobierno de Canarias para el Cambio Climático, Economía Circular y Azul. Habló clarito y bien, sin molicie intelectual. Subrayó que el objetivo de luchar contra el cambio climático tiene que ser innegociable, señalando que «las cosas mejorarán cuando nos demos cuenta de qué es lo más importante». Añadió que el problema conviene trabajarse en conjunto y sin colores políticos. De igual forma, David Suárez, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología, abogó por un cambio sin dramas. “El ser humano es el problema y la solución”, aseguró.
Durante el evento, que fue presentado por el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, José Antonio Batista, y el administrador único de la RTVC, Francisco Moreno, se llevó a cabo una mesa redonda, moderada por la periodista y presentadora Pilar Rumeu, en la que participaron, además de Aridane González y David Suárez, la jefa de Meteorología en RTVC, Vicky Palma, y Nuria Seró, meteoróloga en Televisión Española. Las dos coincidieron al apuntar que los medios de comunicación tienen que usar su altavoz desde una toma de conciencia sensata.
El reto, sin duda, se antoja difícil considerando las servidumbres macroeconómicas. Por eso, la solidaridad es fundamental, no solo entre los gobiernos, que son, en definitiva, los responsables de aprobar leyes vinculantes, sino también a título individual entre los seres pensantes de la Biosfera. No podemos mirar hacia otro lado. El indiscutible calentamiento terrestre nos compromete a actuar en el entorno más próximo. De nada sirve enarbolar banderas medioambientales si, al tiempo, por ejemplo, utilizamos el coche hasta para ir a la esquina. Tenerife, ya lo sabes, cuenta con el índice de vehículos más alto del Archipiélago, cerca de 840 000, casi un coche por persona. Tenemos prisa por llegar y aparcar. Y mejor en soledad. Compartir no entra en los planes. Usar el transporte público o la bicicleta, tampoco. Además, ¿compramos productos sostenibles y de kilómetro cero, separamos los residuos, ensuciamos la naturaleza, ahorramos agua, electricidad…? Está claro que la mayoría de las emisiones de carbono no se pueden eliminar sustituyendo hábitos, pero todo suma.
Y en estas, la mosca doméstica, gozando. Las altas temperaturas, ha afirmado Basilio Valladares, fundador del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, favorecen que el insecto aumente su ciclo de reproducción y que, en consecuencia, crezca el número de ejemplares. O sea, la mortificación asociada a su molesto vuelo y aproximaciones indeseables. La mosca exaspera, fastidia, importuna… La puta mosca.