Ilustración: María Luisa Hodgson

«Me emociona ver a la gente emocionada», dice David Vila, profesor de Bellas Artes en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Sus palabras prenden en el campo de Lanzarote. Fácil engancharse a la emoción en la Tierra del Fuego. Es la herencia de César Manrique que perdura en el tiempo. El genio murió un día de sopetón para no aguantar agonías en vida, las que generan quienes miran a ras de suelo sin armonía, equilibrio y verso, incapaces de respirar con la piedra, el mar, el gorila y la flor del paisaje.

En La Orotava, junto a la familia Kiessling y la presidenta de American Humane, la primera institución humanitaria de Estados Unidos y la mayor certificadora de bienestar animal del Mundo, Robin Ganzert, el sonido del viento pega cerca. Y el grito del animal, también. La película Excape from extinction rewildind, narrada por la actriz Meryl Streep, engancha durante noventa minutos, los suficientes para alertarnos de la sexta extinción masiva. La quinta, originada hace 65,5 millones de años, se llevó por delante a los dinosaurios tras el impacto de un meteorito en la Península de Yucatán. Entonces, desapareció el 76 por ciento de las especies sobre la Tierra.

A diferencia de los cinco cataclismos previos, la destrucción actual está impulsada por la civilización, implacable depredadora de ecosistemas y seres vivos. En la actualidad, según la organización internacional World Wildlife Fund (WWF), la tasa de extinción está entre mil y diez mil veces más alta de la que habría si el ser humano no poblase el Planeta. El rumbo no es el correcto y la biodiversidad sufre. El homo sapiens (¿sabio?) se comporta, a menudo, como un enjambre de langostas que devora cosechas. Este insecto insaciable llega, incluso, al canibalismo cuando se queda sin comida. Hambre, codicia, excesos, transforman a la mujer y al hombre en artrópodos irracionales. Antenas y patas para una vivencia transformadora de alta tensión terrícola. Violencia, dolor y acabamiento. La criatura y la metamorfosis que conduce a la antropofagia.

Nadie en sus cabales cuestiona el cambio climático. No hay dudas científicas sobre el incremento de la temperatura terrestre y de las emisiones de gases de efecto invernadero. La casa común se aliña con vinagre, aceite de oliva virgen extra y anomalías. China, la nueva potencia, no atiende a valores. Y no está sola. Un avispero bajo el mismo techo.

Cubos de colores para la basura, neuras existencialistas, pateras gimientes y personas que niegan y alarman. La viña, siempre la viña y su circunstancia. Pero hay confianza. El camino hacia el cambio de modelo es posible. Todavía hay esperanza para el cuerno de rinoceronte y el guacamayo de Guayaquil. Los esfuerzos por la conservación se hacen fuertes en el rewilding o renaturalización. Lo vimos en el documental que apadrina el presidente del Grupo Loro Parque. «Los logros están ahí», subraya Wolfgang Kiessling. Su fundación, nuestra fundación, es punta de lanza en el Orbe contra la amenaza que sufre un millón de animales en peligro. Gracias a la labor que realiza Loro Parque Fundación, así, con todas las letras, se han salvado doce aves de la desaparición total. Frente al ruido, estrategias y soluciones innovadoras garantizan que los afanes por la sostenibilidad den resultado.

Tenerife acogió recientemente el estreno europeo de Excape from extinction rewildind (se presentará en los cines el 27 de septiembre). A través de un viaje por diferentes países este filme muestra distintas formas de abordar situaciones críticas y con los parques zoológicos comprometidos. Conviene saberlo.

En una pequeña y picuda isla del océano Atlántico se actúa sin demora para revertir la peor amenaza.

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