José Luis García Pérez cuando era presidente de la gestora de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de La Laguna. Septiembre de 2001.

Los años de universidad fueron intensos. Especialmente los vividos durante el mandato de Marisa Tejedor. El activismo en la Asociación Canaria de Estudiantes junto a Antonio Casanova, Abraham Trujillo, José Joaquín Ayala, José Antonio Morales… fue también una escuela que complementó a las aulas, al tiempo que el incipiente ejercicio del periodismo en el suplemento Paraninfo Universitario de Diario de Avisos, que se ejerció con el desparpajo y rebeldía propio de la edad, contribuyó a conocer por dentro los entresijos del centro superior de enseñanza.

Las andanzas por el Rectorado se intercalaban con las visitas a los vicerrectorados de Extensión Universitaria y Alumnado, en la calle Viana, con cuyos titulares, Antonio Álvarez de la Rosa y José Luis García Pérez, departía a menudo, especialmente con este último, con quien llegué a forjar una cierta amistad. Catedrático de Filología Inglesa y docente en la Escuela de Empresariales, José Luis cultivó una más que interesante línea de investigación sobre la presencia inglesa en las Islas, de la que salieron varios libros: “Elizabeth Murray, un nombre en el siglo XIX” o “Viajeros ingleses en las Islas Canarias durante el siglo XIX”, los cuales conservo autografiados.

Hombre afable y cercano, sufrió hace algunos años una grave lesión cerebral que casi acaba con su vida y que, lamentablemente, cercenó su actividad social e intelectual. En la actualidad reside en el Centro Sociosanitario de La Guancha y por esas casualidades que brinda el destino me crucé no hace muchos días en su paseo vespertino de movimientos cortos y acelerados. Le hablé durante unos minutos mientras me miraba y sonreía. Por un momento, la universidad pareció revolotear de nuevo entre nosotros, pero más bien fue un espejismo. La enfermera se llevó al profesor… Esa noche, al llegar a casa, releí una de sus dedicatorias: “Con mi amistad de siempre…”, 22 de noviembre de 1991. El corazón dio un vuelco y nuestros ojos, en la distancia, volvieron a cruzarse…

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