Un buen día decidimos tumbarnos en el césped del Campus para despejar la mente y relajarnos. Y lo tuiteamos en @PeriodismoULL y nos vieron en el mundo on line y, seguramente, dimos algo de sana envidia… Y de ahí surgieron ideas para reportajes que invitaran a soñar, a bailar (el Periodismo, como bien apuntó el profesor Omar Rincón en la clausura del último Congreso Internacional Latina de Comunicación Social, necesita un poco más de swing), a descubrir una querencia apasionante que vive momentos de cambio y nuevos horizontes. ¡Qué reto más maravilloso para la Universidad!

Y la vida (¡viva!) continuó y varios estudiantes dieron un paso al frente. Querían más. Querían ganarle minutos al día y a los estresantes meses de mayo y junio. Pero… ¡Quién dijo miedo! Los periodistas debemos trabajar rápido y bien…

Nos pusimos manos a la obra para equivocarnos y empezar de nuevo y rehacer y cambiar y entender y asumir y protestar y sugerir y regatear y acabar cediendo o no para aunar entre todos… Y poco a poco modelamos procesos y actitudes que cristalizaron en productos informativos concebidos para calar en la sociedad. Si no, el Periodismo y su imbricación en la aulas universitarias no tendría razón de ser.

Y ahora toca la autocrítica y presentar los reportajes que se visten con palabras, fotografías y vídeos. Los firman jóvenes voluntarios que transmiten pasión y que, desde ya, quieren empaparse del buen periodismo. Porque esta profesión, pese a lo que digan algunos, vive su mejor momento.

¡El futuro es vuestro! Y mío también (qué carajo!).

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