Pocas ciudades le deben tanto a una intervención arquitectónica como Bilbao al Guggenheim de Frank Gehry. Este mes de octubre han comenzado los actos programados por su veinte aniversario y ha sido una delicia disfrutar de las animaciones sonoras y lumínicas sobre su piel retorcida de planchas de titanio. Adorable araña. La efeméride ha coincidido con la publicación del cuarto informe de transparencia y buen gobierno A través del espejo, elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia (FCyT), que evalúa la información publicada en la web de sesenta museos españoles de bellas artes y arte contemporáneo. En el mismo, el emblema cultural del País Vasco obtiene la máxima calificación. Esto es, se le considera un centro transparente, al igual, por ejemplo, que nuestro vecino Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria. Hacía tiempo que no lo visitaba. Y fui. Tenía ganas. Pasear por Vegueta complace. Y adentrarse en el patio canario actualizado de Sáenz de Oíza, también. Satisface que el CAAM haya recuperado crédito.

Santa Cruz de Tenerife, capital, tampoco ha escapado a las redes del star system icónico. Y flirteamos con Dominique Perrault, quien intentó rehacer el paisaje de Las Teresitas. Pero fue como los segundos de la independencia de Puigdemont: un visto y no visto. Un bluf surrealista. Con Santiago Calatrava, el Recinto Ferial y el Auditorio de Tenerife se presentaron como símbolos para una nueva ciudad rica y repulida. Una mona que quería emular, a cualquier precio, el emblema universal de la Ópera de Sidney de Jørn Utzon. Luego, fichamos a los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron para la Plaza de España y la ordenación del Muelle de Enlace, y para el edificio singular de Tenerife Espacio de las Artes, un guiño bien dado a la madera de tea que nunca envejece. El próximo año cumplirá diez años y se celebrará desde la opacidad, según ha considerado la Fundación antes citada. Desde la marcha en 2011 de su primer y, hasta la fecha, único director, Javier González de Durana, TEA no termina de fijar rumbo pese a que el director insular de Cultura, Educación y Unidades Artísticas, José Luis Rivero, está empeñado en terminar con los vaivenes e indefinición de este inmueble acreditado, en mayor medida, como lucida sala de estudio. En ello está, pero, a su pesar, el ritmo cansino de la burocracia parece que maneja los tiempos. Mientras desatasca los papeles (seguro que lo logra), viene bien que tome nota de las siete recomendaciones que ha hecho la FCyT para abordar el futuro: revisar y mejorar la formulación de la misión, fortalecer los órganos de gobierno, reforzar el foco estratégico, mejorar la calidad de la información de las memorias anuales, informar con transparencia del origen y destino de los fondos, desarrollar políticas sobre la gestión de la colección y medir y evaluar el impacto de las actividades.

En estas, se aproxima la XIV edición de la Bienal Internacional de Fotografía de Tenerife Fotonoviembre, evento que organiza el Cabildo Insular, a través del Centro de Fotografía Isla de Tenerife (adscrito al TEA). Y estamos tranquilos y expectantes pues al frente de la misma se sitúa Gilberto González, notable gestor cultural formado en Historia del Arte por la Universidad de La Laguna y baqueteado en el American Art Museum de Washington, el CAAM y la suprimida Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias. Con experiencia, asimismo, en numerosos proyectos expositivos y uno de los fundadores de la enriquecedora Oficina para la Acción Urbana, Gilberto se está labrando un presente de prestigio gracias a un trabajo perseverante, honesto y sabido. Si le dejan, la oscuridad insularia tiene los días contados.

 

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