Ilustración: María Luisa Hodgson

Pese a que las mascarillas ocultan el semblante, se atisba optimismo en la población. La transmisión del coronavirus se está ralentizando y la inmunidad de grupo avanza. Los planes de vacunación activos en Canarias y en el resto de España y países están dando resultados, lo que invita a confiar en que el resto de 2021 no será tan dramático como lo que deparó 2020. Sin perder la imprescindible cautela (la batalla aún no se ha ganado) parece que la premonición que hacía Bill Gates a principios de año se cumplirá: «En primavera los tratamientos contra la Covid-19 tendrán un impacto global». En Semana Santa más del treinta por ciento de la ciudadanía británica estará vacunada. Buena noticia para Canarias, que no ve la hora de recuperar su privilegiada posición como destino turístico en el Mundo. La travesía del desierto puede estar llegando a su fin y se visibiliza, por ejemplo, en las próximas aperturas (15 de marzo) en la Capital tinerfeña de los hoteles Mencey, cerrado a cal y canto desde marzo pasado, y Tenerife AC, oferta alojativa de cuatro estrellas y 83 habitaciones emplazada en el antiguo edificio de los almacenes Maya de la familia Bharwani. Promovido por el Grupo Acosta Matos, con una inversión de diez millones de euros, será el primer establecimiento de la cadena Marriot que opere en la Isla.

La crisis del grupo mallorquín Iberostar, que se ha llevado por encima el patrocinio principal del Club Baloncesto Canarias, ahora Lenovo Tenerife, ha retrasado que el Mencey abriese sus puertas, como sí hizo el 1 de noviembre en Las Palmas de Gran Canaria el Santa Catalina de Manuel Martínez Fresno, director del protocolo y conserje real, y Pilar Parejo, directora de expansión de Barceló Hotels & Resorts. La urbe cosmopolita de enfrente vende muy bien su capitalidad.

Santa Cruz echaba de menos al ilustre Mencey de los frescos de Guezala y del arquitecto Enrique Rumeu de Armas y también al que remozaron Virgilio Gutiérrez, Antonio Corona, Arsenio Pérez Amaral y Eustaquio Martínez. Santa Cruz echaba de menos tomarse una copa con estilo, tropezarse con el errante Luis Alemany o con Cristina García Ramos o Alberto Vázquez Figueroa o cualquier otra celebrity nuestra o foránea de visita en casa. El Mencey, además, de un tiempo a esta parte, esculpía y tonificaba cuerpos serranos en su gimnasio con vistas al césped y Spa Sensations, u organizaba fiestas top en la distinguida Casa del Duque. El Mencey forma parte de la historia de Santa Cruz y también del periodismo insulario. Imposible pasar por alto los desayunos de Manuel Martínez Pardo, José Carlos Marrero y Carmelo Rivero. Estas entrevistas radiofónicas fueron referentes y se recuerdan con nostalgia.

El alcalde, José Manuel Bermúdez, no oculta su empeño para que Santa Cruz sea la capital turística de Tenerife. La Pandemia la ha adormecido más de la cuenta y ahora necesita de un impulso inexcusable para situarla donde merece. La reciente adjudicación de la obra para que el proyecto Sol y Sombra de Joaquín Casariego y Elsa Guerra en el litoral de Valleseco se ejecute de una vez por todas puede catalizar el progreso de la actual Santa Cruz, junto a las actuaciones que se prevén acometer en torno al Palmetum y en el suelo que hoy ocupa la Refinería de Cepsa en el marco de una intervención que se presentó en junio de 2018 como modelo de regeneración urbana.

Santa Cruz de Santiago de Tenerife, ciudad, puerto y plaza, se abriga a la sombra de Anaga y seduce a quienes la viven y saludan. Ansiamos su pujanza sostenible entre glorietas, parques, plazas, esculturas, ramblas, avenidas, barrios, calles, rincones y cardúmenes de chicharros. Y es un sentimiento que comparten los treinta municipios restantes, desde Teno a Taganana, desde Abona a Garachico.

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