Ilustración: María Luisa Hodgson

Me cuentan que algunas voces discordantes de aquí desaprueban que el Museo Rodin de París abra sede permanente en la capital tinerfeña. No valoran que se erigirá junto a Filadelfia, en Estados Unidos, en la tercera urbe del Mundo con una pinacoteca dedicada íntegramente al reconocido escultor francés (París, 1840 – Meudon, 1917). La ciudad del amor fraterno (qué mejor enclave para recrearse ante El Beso) disfruta de su Museo Rodin desde 1929 gracias al coleccionista Jules Mastbaum que lo impulsó.

Sus razones tendrán. Siempre las tienen (dicen que la mezquina política anda por medio), pero me sumo a la iniciativa de Rodin. Seguro que contribuirá, entre otros beneficios, a reivindicar las dos exposiciones de esculturas en la calle, magnífica exhibición al cuidado de una comisión del Colegio de Arquitectos integrada por Carlos Schwartz, Alicia Pérez, Araceli Reymundo, Rafael Escobedo y demás amantes. Este equipo, tras el fallecimiento de Vicente Saavedra, alma mater de las dos exposiciones, tiene ahora por delante el reto apasionante de preparar para 2023 el cincuenta aniversario de la primera muestra.

El Museo Rodin de Santa Cruz de Tenerife favorecerá, sin duda, la propuesta escultural de una ciudad que presume de tener una importante colección con piezas de Henry Moore, Joan Miró, Martín Chirino, Josep Guinovart o Jaume Plensa. La obra de este último, por cierto, uno de los artistas plásticos más cotizados del panorama patrio e internacional, busca nuevo emplazamiento pues los laureles de indias de donde cuelgan sus 73 cajas de aluminio, al final de la Rambla, van a podarse. Están gravemente enfermos o próximos a morir. La Comisión de Esculturas está en ello, al igual que también trabaja, junto a la concejala de Cultura y Patrimonio Histórico, Gladis de León, en la próxima instalación de una pieza de Parvine Curie, uno de los últimos empeños de Saavedra.

Eso sí, por el momento, parece que la codiciada escultura de Vicente Larrea no recalará por estos pagos. El maldito dinero está frenando la operación. Veremos. Por su parte, sí está más claro que la Casa de la Pólvora albergue el Museo de las Esculturas en la Calle con maquetas, prototipos, fotografías, archivo epistolar… Solo falta formalizar que todos los partidos con representación en el Ayuntamiento apoyen la propuesta. El alcalde José Manuel Bermúdez quiere el máximo consenso para el uso del histórico Polvorín de Regla.

Bermúdez y De León lo tienen claro para el nuevo Santa Cruz, aunque la gestión debe complementarse con la rehabilitación de los inmuebles que languidecen en torno a La Noria y aledaños. La oferta turística, cultural… necesita cobrar vida en una vital trama peatonal en donde primen las actividades de ocio y comercio. Para ello, hay que darle facilidades a la iniciativa privada. Se trata de que invierta en el remozamiento de las casonas a cambio de concesiones de explotación por cincuenta años mínimo. No puede ser que las construcciones, en manos de alimañas y el abandono, se estén cayendo, afeen el espacio urbano y detengan el ánimo. Urge un plan de acción.

La primera piedra ya se ha puesto en el Parque Cultural Viera y Clavijo, edificio y jardines escogidos para alojar la obra de Rodin. El proyecto, todavía en fase de redacción y que cuenta con el respaldo económico del Gobierno canario y del Cabildo insular (su vicepresidente primero, Enrique Arriaga, es otro de los valedores del Museo), lo dirige el arquitecto Fernando Menis, garantía para el resultado final.

La Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel homenajeará el 20 de diciembre a Vicente Saavedra. Será en TEA. Ahí estaremos. Y los críticos con Rodin, si se apuntan, que se reúnan en el rincón de pensar.

Mundo chico, infierno grande. Qué mejor enclave que Santa Cruz de Tenerife para presumir de La puerta del infierno.

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