Ilustración: María Luisa Hodgson

Cuando Patri toma la palabra nada hay más importante. Cuando interviene en el wasap se para el Mundo. En este tiempo de bocachanclas no hay nada más provechoso que atenderla. Si fuera mujer sería como Patri. Otras quieren ser Barbie. Dejémoslo ahí.

Ganar el tiempo con Patri es disfrutar del dentista y que no duela el pinchazo de la anestesia ni nada. Es sentir los besos aunque no sientas la mejilla. No la cambiaría por nada de nada.

No sé cuánto vivirá Patri. Espero que cientos. Loles León, que se ha infiltrado células madre, dice que aspira a los 125 mínimo. Patri no necesita infiltraciones. Quienes, finalmente, la lloren tendrán suerte. Llorar en la muerte anuda a la vida. Los ojos buenos de quien fenece velan por la vida frágil.

Nos atamos a la tierra, pero sobre la tierra somos esqueletos desnudos, peleles tambaleantes. Mi ombligo y yo somos suaves, blandos por fuera, que se dirían de algodón. Nos lleva el viento y, sin esperarlo, un fallo en Microsoft entumece las manos que acunan y manejan. Nuestra luz es un continuo apagarse.

Estamos between. Cielo y fango. Amor y odio. Inteligencia y artificial. En el ínterin alecciona el paralímpico colombiano Mochomán, el hombre tuerto, sin brazos y con una pierna. Antes fue guerrillero y soldado. «El bombazo que sufrí fue maravilloso para hacerme crecer como persona», dice en el Puerto de la Cruz. El ciclista tullido lidera el pelotón. Mojigaterías, las justas; amarguras, las justas. ¡Patéticas melancolías por guijarros, redondeces, aires, sexo, juegos, ropajes y púlpitos!

Silbamos con las batutas de Diego Navarro y Justin Hurwitz. Volamos en la Ciudad de las Estrellas buscando brillos en la sombra, huyendo de orejas heroicas, luchas por la causa y polarizaciones. Entonces bailo con Patri. Zapatos black & white en el firmamento. Ya sabes, la chica que corre en el parque, el chico, la abuela en el balcón a media mañana, la moto caliente que ruge, el calvo riente, la funcionaria solícita, el estudiante con su trabajo de fin de grado y tantas cosas normales con la justa trascendencia ajena a batallas y guerras. Otra cosa es la melena roja de Cucurella. Lo prometido es deuda.

Patri es la madre, la hija, la que compra y atiende lo suyo. Patri ilumina las calles, no termina nunca porque siempre está al lado. Nos adaptamos a su agenda. #NoSinPatricia.

Buscamos también la eternidad en la inspiración. En casa, lejos del ruido, Óscar Domínguez y la libertad creadora de la exposición Dos que se cruzan colman apetencias. Es un refugio contemplar el desencanto de la realidad desde la subjetividad. El pintor de Tacoronte y su amante Roma Danska protagonizan vivencias surrealistas, inflaman lo racional. Qué mejor que el humor negro para sosegar ingratitudes de tres al cuarto.

Retomamos el pragmatismo con la estética, con la belleza de Patri. La buscamos, como a Wally, en la presentación del VI Anuario de los Premios Canarias de Diseño. Pedro García, el presidente de la Cosa, firma la Introducción con soplo atlántico. El viaje visual y conceptual echa flores excepcionales en canícula. El Jardín de las Hespérides tiene parterres, ventanas y agua de colores. Hace dos décadas la revista Sal abrió camino. De aquella plantación no queda casi nadie y los que hay han cambiado. No es el caso de Javier Cabrera y Cristina Saavedra. Por su parte, el presidente de la antigua asociación, Pepe Valladares, hoy lo es del Círculo de Bellas Artes, entidad que en 2025 celebrará cien años de vanguardia. Ganas de microscopio y telescopio.

La nostalgia se entiende con poesía y las crónicas se escriben todos los días.

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