
Ilustración: María Luisa Hodgson
Mamás y papás jóvenes, y no tanto, sufren lo indecible por su descendencia en edad escolar: tormentoso sinvivir que agota a la comunidad docente. Padecen por niñas y niños, cada vez más incapaces. Luego, cuando el acné hace acto de presencia, las dificultades son frustración, impotencia y llanto. La cultura del esfuerzo indigesta. Es fiebre alta, empacho, sístole anormal, insuficiencia respiratoria. La infancia transcurre en tacataca. La adolescencia acontece en silla de ruedas. Y a los veintitantos la criatura se tambalea en un soplido. Pobres criaturas de fácil atragante atormentadas por la salud mental. En su vida han resuelto un problema y ante el primer contratiempo o exigencia fuera de carta asoma la angustia. Las sabanitas blancas de mami y papi, los aprobados obscenos de Primaria, Secundaria y Bachillerato por imperativo de Inspección Educativa, la permisividad inconsciente son germen de memez galopante.
Engañosas existencias envueltas en celofán, en un bienestar regalado ajeno a la inexorable muerte. Luego, cuando el hámster sucumbe, el chucho espira o la abuela perece se paran los movimientos de rotación y traslación. Se detiene el Mundo. La comunidad de amigues hace piña en el desguace, lagrimea en torno a un tatuaje y se agarra en un flash impostado a la resurrección de la carne. Vana esperanza. El constructo social dispone y morir es acabamiento, arrugarse como una pasa, resecarse al solajero. A la vuelta de la esquina, menos mal, consuela Maluma. Pa gozar.
¿Dónde está mi baby? ¿Le pasará algo en la curva? ¿Se habrá tomado la anfetamina para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad? Con estos bueyes, la única verdad posible es el teléfono móvil. En breve cumplirá los diez y pronto celebrará la Primera (y última) Comunión. Además, es obligación responsable: wasapear para estar al tanto de la tarea, de cambios de horarios, fechas de cumpleaños, chismorreos y novedades pedagógicas. Todo son beneficios. ¿Peligros? ¿Ansiedad, nerviosismo, inseguridad, violencia, pornografía, mermas de las capacidades de atención y creatividad…? Quimio contra el cáncer. Terapia contra la sobredosis que campa a sus anchas en el salón de casa y en el colchón hasta las tantas de la madrugada (vamping). La peste es una novela de Albert Camus, leyenda de Edad Media.
La plaga silenciosa avanza y no hay Maniobra de Heimlich que desobstruya el bolo alimenticio. Tristes cabezas gachas en el páramo digital. El uso responsable de las TIC es una ficción.
Pese al tsunami de la indolencia y a la atracción compulsiva que generan los dispositivos de última generación, la noche difunta despereza en el halo de luna. La Comunidad de Madrid eliminará de sus colegios públicos y concertados el uso individual de tabletas y ordenadores portátiles en estudiantes de Educación Infantil y Primaria a partir del próximo curso. Esta medida (móviles incluidos) no es novedosa, pues en algunos colegios de Tenerife ya se está aplicando, incluso en Secundaria. Informes sesudos confirman desconexiones neuronales en el alumnado habituado a la pantalla. Preocupa la epidemia, la ineficacia de los controles, la insensatez de la progenie, también calada hasta los huesos.
Hora de recuperar la caligrafía, boliches, gongos y cosechas de letras en su tinta. Llevar de la mano, oler a despensa, chupar la lata de leche condensada, leer a Tintín, no merecen distancia. El rostro de una mirada alta, apacible, aniquila la tristeza que coloniza pasillos, aulas y hogares. La monotonía de la lluvia tras los cristales que cantó Machado en otro tiempo revive ahora en píxeles que dan la espalda al día. ¿Dónde duerme la ternura del abrazo, el polvo de la tiza, los colores del creyón sin realidad inventada?