Pedro González

Foto: La Opinión de Tenerife

En los soportales del Ayuntamiento de La Laguna distingo al abogado, urbanista y poeta Fernando Senante, alma gemela, o algo así, del trovador Rubén Díaz. Pasan pocos minutos de las ocho de la tarde del domingo 15 de mayo. Pasan algunas horas del fallecimiento del que fuera premio Canarias de Bellas Artes en 1988. La capilla ardiente se ha instalado en el Salón Noble de la Casa Consistorial, que rigiera el fenecido entre 1979 y 1987, años intensos, ilusionantes, difíciles. De lloros y algazaras. Me dirijo al Real Santuario del Cristo. Hace frío y los verodes de los tejados velan al pintor. Y velarán durante toda la noche y el día siguiente. Y de nuevo la noche y siempre. Porque los verodes no duermen y son patrimonio de los laguneros y de la Humanidad.

En la Ciudad de los Adelantados, en su calle de La Carrera y en el aula aquella y en la del anfiteatro y bancos de madera y en la Chocolatera del Edificio Central de la Universidad, que hace unos días ha ondeado la bandera arcoíris (¡qué bonito el arcoíris!), me enamoré del arte y de Carmen Carreño. Y con los anhelos viajamos un día a Vegueta y construimos proyectos. Y en el proyecto seguimos.

Pedro González inaugura colección particular gracias a una carpeta gráfica homenaje a su tocayo García Cabrera, junto a Pepe Abad, Ildefonso Aguilar, Eduardo Camacho, Martín Chirino, Gonzalo González, Lola Massieu, Maribel Nazco… Los artistas llaman a la puerta, el flirteo engatusa y el galerista Emilio Beautell coloca un bodegón de botellas de Coca Cola y Johnnie Walker del genio Miguel Arocha, autor que conquista con retratos, desnudos y telas de rompe y ras. Y en Mácula la espiral de Chirino se hace más grande con un gran formato, que se repite luego en un sinuoso lienzo de Lanchi Sánchez Fernaud exhibido en el Colegio de Arquitectos, entidad que fue referente en gestión cultural con exposiciones únicas: Esculturas en la Calle (1973 y 1994), Vasarely… al tiempo que encarga obra múltiple a Juan Gopar, Néstor Torrents, Jacques Herzog o Felipe Hodgson.

Y un buen día cruzamos el charco hacia Miami con el fascinante y, en ocasiones, inextricable, Roc Laseca, quien presenta al videoartista Bill Viola en el Museo de Bellas Artes de la capital tinerfeña. Y con él, también florecen Claudio Marrero, Bea Lecuona y Óscar Hernández, y Luis Kerch, quienes exponen en la sala ArtVision de Brickell Avenue. La iniciativa Pasajero Cultural es un éxito y se traduce en un quid pro quo en la santacrucera sala MAC con Leni Ibarguengoyitia, Andrés Michelena, Philip Ross Munro y Othon Castañeda. Se respira el Atlántico, océano que adopta Juan Manuel García Ramos, al igual que Manuel Padorno desde su playa de Las Canteras.

Pedro González junto a Miguel Tarquis, Antonio Vizcaya, Enrique Lite, Julio Tovar y otros intelectuales y creadores, funda en 1963 el grupo Nuestro Arte, que bebió de La Gaceta Semanal de las Artes del vespertino La Tarde. Cosechas de surrealismo, innovaciones, crítica y vanguardia. Territorios de un hombre que, como Eduardo Zamacois, se fue, pero queda en la memoria, que escribiera Juan Cruz. Descanse en paz Pedro González.

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