Ilustración: María Luisa Hodgson

En Canarias, a quince meses de las elecciones autonómicas, municipales y cabildistas, reina la calma chicha (sin segundas). No así en el resto del territorio nacional donde el enfrentamiento entre PSOE y PP (y el PP de Madrid consigo mismo) vive en persistente marejada. El protagonismo de la ultraderecha de Vox (imparable) inquieta a siniestra, al centro y a Pedro Sánchez, presidente gracias al apoyo de la ultraizquierda. O sea, idéntica ultra con distinto collar. La supremacía moral de la izquierda atraganta. Nada nuevo. Entre tanto, decía, en las Islas las cosas están demasiado tranquilas. Visto lo visto, mejor así. No entusiasman las aguas revueltas de la política ni allá ni acá, aunque la excesiva calma chicha (tal cual), tampoco. En este medioambiente toca arrimarse al empuje de la Universidad de La Laguna que, hace unos días, investía con el doctorado honoris causa al jurista Pedro Valentín de Pablo, catedrático de la Universidad de La Rioja, al comisario de arte Serge Fauchereau y a la bióloga molecular Margarita Salas, que recibió el reconocimiento a título póstumo, pues la científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa falleció en noviembre de 2019, meses después de que la Institución académica aprobara su investidura. La prestigiosa madrileña, además, es la segunda mujer, tras María Rosa Alonso, que recibe la distinción. La filóloga nacida en Tacoronte en 1909 fue un ejemplo de superación en una época en donde el patriarcado marcaba senda. Su labor intelectual se plasmó en un doctorado (1948) sobre el Poema de Viana y en numerosos trabajos. No obstante, represaliada por el Franquismo al ser hermana del diputado republicano Elfidio Alonso, no accedió a la cátedra. La también articulista en los periódicos La Tarde y El Día, fundó el Instituto de Estudios Canarios en 1932.

Admirables las aportaciones ilustradas que se realizan a la sociedad y que, pese al transcurrir del tiempo, continúan vigentes. No caducan, no se pliegan a vientos contingentes, interesados, mediocres, mezquinos. Qué bueno marcar distancia y otear la realidad desde ópticas letradas que tanto instruyen. Es el caso, igualmente, de Fauchereau, estudioso de las artes y la literatura de Canarias, en especial de la revista Gaceta de Arte y de la figura de Óscar Domínguez. Vanguardia y surrealismo que se asentaron entre los alisios. Enamoramientos de los que participó Maud Bonneaud junto a Eduardo Westerdahl y que tenemos la suerte de disfrutar en Tenerife Espacio de las Artes gracias a una exposición sobre la artista y activista cultural que comisaría Pilar Carreño. Fotografías, pinturas, dibujos, esmaltes, esculturas, litografías, poemas manuscritos, libros, joyas, cartas… conforman una muestra imprescindible (hasta el 27 de abril) para quienes necesitamos arrimarnos a corrientes que enfrían y calientan, que rompen y atan, que gritan y no callan. Se agradece el esfuerzo que, de un tiempo a esta parte, está realizando la entidad cultural tinerfeña. Gran trabajo el de Enrique Arriaga, vicepresidente primero del Cabildo; Alejandro Krawietz, director insular de Cultura, y Gilberto González, director artístico de TEA. Renovación contra chichas y limonás. En estas, la profesora Dolores Corbella ingresa como académica de número en la Real Academia Española para la Silla d, vacante tras el fallecimiento del helenista Francisco Rodríguez Adrados el 24 de julio de 2020. Nueva disculpa para reivindicar singladuras y recordar a maestros que como Ramón Trujillo, Andrés Sánchez Robayna, Marcial Morera, Humberto Hernández… valorizan la modalidad del español hablado en Canarias. El último libro de Hernández, presidente de la Academia Canaria de la Lengua, una guía de estilo para la Radio Televisión Canaria, ya es consulta obligada para quienes a duras penas hilvanamos palabras.

En la Universidad de La Laguna se cantó, una vez más, el Gaudeamus Igitur. Y una vez más, la rectora, Rosa Aguilar, alzó la voz para reivindicar soplos que avivan aires paralizantes.

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