Ilustración: María Luisa Hodgson

El presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y rector de Lérida, Roberto Fernández, ha pedido a los partidos que la Enseñanza Superior sea una prioridad y que se refleje en los Presupuestos Generales del Estado porque se corre el riesgo, subraya con dramatismo, de que el barco se quede en mitad del océano por falta de energía. El catedrático resalta que España es el segundo país entre los desarrollados que más ha reducido el gasto por universitario, dato que, la verdad, no sorprende pues va en la línea de tantos otros que nos sitúan en los respectivos vagones de cola. Nada nuevo bajo el sol y aunque el que no llora no mama, parcas son las esperanzas si medimos el rasero de los pretendidos interlocutores y de los que pululan en casa. Al fulero presidente Sánchez le regalaron el doctorado, Pablo Casado atiborró su alforja de títulos como quien va a una churrería, el revolucionario de la coleta salva patrias que vive en un chalé, se rasga las vestiduras en pajas ajenas y, de pronto, reniega del Chavismo, alentó escraches en el campus, mientras que el currículum de Rivera menguó de la noche a la mañana con la misma alacridad que cuando se desprendió de los ropajes para mostrarse desnudo en un cartel electoral. En cuanto a Santiago Abascal, que aguante, si se tercia, la vela. Por el momento, no explotaré la facundia antifascista que tanto alarma a los ultras dinamiteros de izquierda y a los voceros de La Sexta alimentados por el Grupo Planeta (mayoritario en Atresmedia), el mismo que sostiene al diario La Razón. Bailar tontitos al compás del astuto empresario que contenta a tirios y troyanos. Ja, ja, ja… Y en el escaparate de las vergüenzas propias y ajenas, mamá Oramas reprende a diestra y siniestra ante la mirada gacha de los niños malos. La diputada nacionalista de las Canarias paradisiacas pone cordura desde unas siglas caracterizadas por una contestada gestión en política educativa. Fernando Clavijo, que ha pasado al ataque ante el cuestionado proceder de la Fiscalía en el bluf del caso Grúas, no merece más bueyes al frente de una consejería que acuna a jóvenes cada vez más ignorantes e inmaduros, reflejo de unas directrices que combaten el fracaso escolar con aprobados indulgentes. Eso sí, en medio de la vacuidad, animan tuits de estudiantes universitarios que, hastiados, dan un golpe en la mesa: “¡Qué ganas de quitarme de encima a la gente negativa…! Esas personas que están aquí sin ningún tipo de vocación me minan la moral. Por favor, dejen de hundir a la gente…”. En medio de la abulia, el director del Instituto de Astrofísica de Canarias, Rafael Rebolo, recibe el Premio Nacional de Investigación. Reconforta.

Roberto Fernández también repara en las carreras con una demanda excesiva para sus expectativas de empleo. Sucede con Educación Infantil y Primaria, en donde la mitad de los graduados no podrán ejercer la profesión. Mejor así. Solo de esta forma se filtrará la necesaria excelencia docente, labor que requiere grandes dosis de vocación, innovación y curiosidad por el conocimiento, algo esencial si se quiere ilusionar al ganado que luego abrevará en ESO, Bachillerato y Formación Profesional. La cultura del esfuerzo no se estila y esto deriva en un aumento de las matrículas en las universidades privadas (un 57,4 por ciento según la CRUE), las cuales, en su mayoría, no exigen notas de corte. Salvo excepciones, que las hay, el resultado es que estas empresas se nutren, fundamentalmente, de mediocres con pasta a quienes se mima el expediente con promesas de una colocación segura que, al final, no fructificará, pues, elemental, son incompetentes para el ejercicio profesional. Con todo, se trata de un negocio en alza que se complementa con el de los títulos propios. Hagamos caja.

Canarias no permanece al margen de la tendencia y cuenta, además de las tres universidades públicas (ULL, ULPGC y UNED), con tres privadas: Europea (Tenerife) y Fernando Pessoa y Atlántico Medio (Gran Canaria). Esta última, por cierto, busca sede en la capital tinerfeña, al igual que la Europea instalada en La Orotava, lo que satisfaría al alcalde Bermúdez, quien, por cierto, hará buena pareja con Guillermo Díaz Guerra, el apacible y recto candidato del PP al Ayuntamiento, tras el más que probable gobierno en coalición que salga de las elecciones de mayo. Porque a Patricia Hernández no le arriendo las ganancias y Ciudadanos (a quien Garcinuño ha dicho nones), Podemos y Vox son una incógnita.

La mudanza de la Europea (en solfa, todo sea dicho, tras ser comprada por el fondo Permira) le vendrá muy bien a su rectora Cristiana Oliveira, ausente de la vida social tinerfeña pese a que su pareja, Justo Jesús Artiles, director general de Industria y Energía del Ejecutivo canario y exgerente de la ULL con Eduardo Domenech, esté más (no mucho más) en el candelero. Licenciada en Ciencias de la Agricultura por la Escuela Superior Agraria de Castelo Blanco de Portugal y doctora en Turismo por la Universidad de Perpignan Via Domitia (Francia), es experta en Turismo Internacional, lo que le permitirá conocer de cerca la evolución de la Estación Marítima del Puerto de Pedro Suárez ahora que Carnival, la compañía de viajes de ocio más grande del Mundo y una de las más fuertes en el sector cruceros y de vacaciones, la gestionará. Dios los cría.

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