En La Laguna, hace unos días, la tan cacareada formación dual ansiada por la acostumbrada y cortoplacista clase política, fue real y efectiva. Y no se requirieron excesivas alforjas. Bastó conocimiento y pasión.
Tenía ganas de rodearme de gente que mostrase, sin banderías ni charlatanería vehemente, la realidad del cambio climático.
El último viernes de octubre, en la querida Pirámide de Guajara de la Universidad de La Laguna, se habló, una vez más, de buen periodismo y, en este caso, de buena televisión.
Aunque sea de forma simbólica, la diputada popular ha ayudado a desbloquear la revisión de la Ley de Radio y Televisión Públicas de Canarias y el debate (necesario) sobre el modelo a seguir. La expresidenta del PP de Tenerife, indisciplinada, podría ser apercibida por los suyos. ¡Ay!