La especie humana, ahora más políticamente correcta que nunca, se afana (paradoja) en despellejarse viva a ritmo de 140 caracteres y en controversias maniqueas que se pulsan en el teclado a una velocidad vertiginosa. Y en estas, se aprueba la nueva Ley del Suelo de Canarias, territorio en donde el abogado Pedro Ravina, antes de jubilarse, se movía con maestría.