Santa Cruz de Tenerife precisa, ahora más que nunca, aunar fuerzas, remar en el mismo sentido.
El legado del arquitecto requiere que Santa Cruz de Tenerife tome conciencia de la riqueza escultórica que atesora en su espacio urbano y le rinda el homenaje que merece.
Ahora que se recupera, con nuevos aires, el Premio de Arquitectura Manuel de Oraá y Arcocha del Colegio Oficial de Arquitectos de Tenerife, La Gomera y El Hierro, hay que dar un golpe en la mesa y levantar la voz. ¡Falta hace!
Hace algunos días, como todos los años por estas fechas, recibí su felicitación. Se espera. Es tradición. Rienda suelta al juego de la existencia, a la provocación. No hay otro camino al color. Por eso el maestro enseña. Invita a pensar. Y sus alumnos particulares le hacen caso y esbozan.